A los 20, con un grado medio en electrónica, decidí que trabajar en el parque tecnológico de Bizkaia era un paso razonable para la adultez. A los 21 ahorré, renuncié al trabajo y me aventuré a irme a vivir a Madrid, con la frescura de quien finalmente huye del nido.

Tres años de «reparador de móviles en apuros» me hicieron preguntarme si eso era realmente mi destino. «Nope», dije, y me embarqué en la búsqueda de algo más emocionante. Pero, lamentablemente, la «Emocionante Company» estaba de vacaciones perpetuas.
Entonces, tuve la epifanía de estudiar electromedicina clínica. No porque me encantara la idea de reparar equipos médicos, sino porque sonaba como una película de ciencia ficción.

Con una pandemia en el menú y cambios personales como postre, mi vida se convirtió en un caos. Pero saqué mi grado superior con un 7,5 (¡tómate eso, mundo!) y, con un amigo, escapé a Málaga, al sur de España, a trabajar en algo que no tenía relación alguna con mis estudios. En resumen, experimenté un desfile de caos, decisiones y confusión digno de una película de comedia.

Después de hacer malabares en el circo de la vida, harto de la «vida adulta», mandé todo al traste, me despedí de todos, y aterricé en Australia para estudiar inglés. ¿Qué podría salir mal? Aparte de serpientes y arañas venenosas por todas partes, medusas que con solo mirarte pueden pedirte que te vayas al otro barrio, cocodrilos y tiburones que parecen pensar que las playas son sus restaurantes de lujo, y canguros gamberros que seguro tienen algún diploma en travesuras, ¡nada! Todo es perfecto.

Casi un año después, tras mucho estudio y trabajo, planee la que iba a ser mi próxima travesura: un viaje en solitario, mochila al hombro, cruzando Asia y el Medio Oriente. Estaba listo para enfrentar desafíos y entrevistar a locales mientras comparto mi odisea.En Febrero, mientras estaba en Japón, tuve que interrumpir mi travesía para volver a España por tema de papeleos. ¡Vaya manera de romper la racha! Pero bueno, aprovecho este tiempo para estar aquí con mi familia y amigos hasta octubre, mientras sigo compartiendo en Instagram y YouTube todo el contenido que he generado durante estos últimos 4 meses de mochilero por Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Filipinas, Taiwán y Japón. Parece que mi pasaporte ha estado más activo que yo últimamente. La próxima fecha marcada en el calendario es octubre, en la que me iré a Dubai a estudiar y trabajar una temporada. ¡A ver qué nuevas aventuras me depara esa ciudad de lujo! Y luego seguiré mi camino de mochilero por Medio Oriente y Asia hasta llegar a Corea del Sur.